por: Kamila Font
De nuevo estamos aquí cerca de un 8 de marzo, pensando cómo seguir la lucha, cómo obtener nuestros derechos que irónicamente nos pertenecen por el simple hecho de ser seres humanos. Sin embargo nunca se nos han otorgado sin antes luchar por cada uno de ellos.
El derecho a votar y ser votada, derecho a trabajar, derecho a estudiar y otros tantos que estamos en la lucha por conquistar. Como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos “aborto legal, gratuito y seguro YA”.
Cada derecho del que gozamos hoy día ha sido gracias aquellas voces y actos rebeldes de mujeres que crearon conciencia y lucharon a través del feminismo. El cual es el camino para una verdadera calidad de vida, buscando como objetivo romper con todos aquellos estereotipos de género que se nos han impuesto, todos esos constructores sociales que se consagran como una verdad absoluta.
En América Latina en estos momentos ha surgido una gran ola de feminismo que busca convertirse en un tsunami arrastrando todos aquellos conceptos, costumbres, leyes, frases y hechos que someten a la mujer (en pocas palabras busca acabar con el patriarcado). Sin embargo esta lucha no es y será fácil, hay tantas cosas en las que tenemos que trabajar para poder llegar a la equidad y calidad de vida que nosotras las mujeres merecemos.
En mi opinión el primer paso que tenemos que trabajar es en Sororidad (solidaridad entre mujeres especialmente antes situaciones de discriminación sexual y actitudes y comportamientos machistas). El sistema patriarcal se ha encargado de mantenernos divididas, de vernos unas a otras como enemigas. Juzgándonos con cada acto de libertad que una mujer intenta hacer. Con este sistema, nosotras éramos nuestras propias verdugas. Mujeres trabajemos unidas y duro, para llegar a ese estado de una inquebrantable sororidad.
Por este motivo hoy me dirijo a tí mujer, ama de casa, estudiante, trabajadora obrera, política, maestra, abuela. No importa cual sea tu posición, siempre busca ayudar a tu hermana más cercana que ella te ayudará.
Considero que en México deberíamos estar impulsando leyes para el bienestar y desarrollo de la mujer: más atención médica, mayor información para la prevención de embarazos, becas para estudiar y derecho a guardería para madres sin importar la edad. Estímulo monetario o derecho de al menos un día de ausencia en el trabajo, debido a los fuertes dolores y molestias que la menstruación nos causa cada mes. Incapacidad de tres meses también para los padres, cuando su pareja da a luz, con el fin de que la paternidad juegue el rol que le corresponde. Productos sanitarios femeninos gratuitos, ya que la menstruación no es un lujo. Derecho al aborto entre tantos más.
Lastimosamente en México y gran parte de América Latina, las mujeres estamos luchando para sobrevivir y contrarrestar la violencia en todos los sentidos que se ejerce contra la mujer día a día.
En nuestro querido México se matan a 11 mujeres al día. Todos los días mujeres y niñas salen de sus casas para no volver, ya sea porque tomaron un taxi y en lugar de ir a su destino son llevadas a fosas, no sin antes violentarlas hasta quitarles la vida. Otras salen a una fiesta y son sus propios “amigos” los que las matan. Muchas mujeres logran llegar a casa, pero son sus parejas sentimentales los feminicidas, aquellos que les jugaron “amor”.
Entre otras tantas situaciones muchas mujeres y niñas simplemente desaparecen, sólo yendo a la tiendita de la esquina, son llevadas a la fuerza por personas totalmente ajenas. Esta violencia desenfrenada, y siempre impune, ha generado un despertar de conciencias, una furia y ganas de luchar por nosotras. Porque nos queremos vivas, seguras y realizadas con nuestros propios sueños y deseos.
Por ello es importante recordar que cada 8 de marzo “Día Internacional de las Mujeres” es un día para revitalizarnos en nuestra lucha cotidiana contra el patriarcado. Creando conciencia en nosotras mismas, extirparnos todas aquellas frases, pensamientos, y actitudes machistas que el patriarcado se ha encargado de incrustar como tumores cancerígenos en nuestra sociedad. Hay que castigar y señalar cada acto sexista, cada acto que violente y/o sobaje a una mujer. Vamos a crear nuevas generaciones sin este cancer patriarcal.
Vamos a ayudarnos unas a otras preparándonos, aprendiendo oficios, estudiando y desarrollando habilidades para cortar con esta idea de dependencia del patriarcado. Además de tomar más espacios en nuestra comunidad, ya sean instituciones públicas o privadas. Cubrir cada espacio, y no como minoría. Y sobre todo SORORIDAD – “Unidas jamás nos vencerán”.
YO TE CREO. YO TE APOYO. YO TE ESCUCHO. YO TE ACOMPAÑO.
YO TE ENTIENDO. YO TE AYUDO. YO TE ENSEÑO. YO TE AMO.
Un fuerte abrazo sororo a todas en este día, donde la lucha sigue.
